Tengo pocos caprichos en cuestiones bibliófilas; uno de ellos era conseguir un ejemplar de Teoría de la culpa (1995), el primer poemario de Francisco Alba. Me ha costado muchos años obtenerlo y, gracias a la colaboración de un amigo, por fin forma parte de mis anaqueles. A pocos poetas respeto tanto como a Francisco Alba y no comprendo el poco reconocimiento que tienen su escasa, pero, a la vez, enorme obra. A mi me parece unos de los poetas asturianos más lúcidos e inteligentes; aunque si habría que utilizar un calificativo para definir a este poeta, ese sería "sabio". Para ser un "primer libro" demuestra una madurez incontestable y un dominio del oficio sólido, combinando poemas de una intensidad solemne con otros de carácter lúdico. De los muchos poemas memorables, me quedo con el siguiente:
LA LONGITUD DE LA MUERTE
También los muertos morirán un día.
Unamuno
No habláis ya de mi ausencia como si fuera un
muerto.
Mi nombre ya no existe ni tampoco mi tumba.
(No hay timbales que retumben donde estoy
ni trompetas que puedan despertarme).
Rehacer sería más fácil el mundo con un soplo
que juntar en las manos lo que he sido.
Estoy más allá de la putrefacción
y de los símbolos.
Francisco Alba, Teoría de la culpa, Oviedo, Colección Texu, 1995.