Ayer, cuando estaba trabajando, hacia las 12:30 am, me llegó un sms comunicándome la aparición de un artículo sobre José Luis Roca en el diario La Nueva España. Tengo buenos recuerdos de la mayoría de profesores de la Facultad de Filología; en especial, de José Luis Roca: de él guardo los mejores. Sus clases se alejaban de las del resto de docentes. No seguía ningún manual en concreto, ni tampoco dictaba unos apuntes rancios de datos y más datos, sino que trasmitía las ideas que no alcanzan a entrar en las páginas de un manual de Historia de la Literatura Hispoanoamericana. Roca me enseñó a amar y a mimar los libros: no sólo las obras, sino los ejemplares en sí. No conozco un profesor que cuide tanto sus anaqueles ni que posea una biblioteca tan organizada; y eso que la biblioteca de José Luis Roca es cuantiosa: supera los 30.000 volúmenes. Sus clases, sencillamente, eran geniales. No todos los alumnos comparten mi opinión, seguramente serán más bien pocos. Pero, en mi caso, aprendí más con José Luis Roca (de literatura , de los entresijos de ésta, del mundo universitario, de los libreros, del trabajo...) que con ningún otro profesor. Como decía mi compañero Pablo Mier: "Roca es más que un profesor de literatura, es un maestro de la vida".
Para leer el artículo entero: www.lne.es/ultima/2010/09/26/roca-sabia-iba-heredero/972891.html
Roca es un gran profesor, un profesor diferente que comunica incluso en los silencios de sus palabras. Lo recuerdo en aquellas mañanas de húmedos inviernos ovetenses, a veces caótico e incluso incongruente, pero siempre genial.
ResponderEliminarNuestro querido Roca, sobre todo para algunos,compartía también cafés y vinos en aquel Oviedo caótico y aún ennegrecido por el tiempo.
Nuestro querido "ROQUINA" siempre en el recuerdo.
Una alumna de Literatura Española de la primera promoción.
Encontrarse con un profesor de la universidad que te disputaba los libros o revistas esparcidos por el suelo de la plaza del Fontán en los mercadillos dominicales era algo,no hace falta decirlo, insólito. Tampoco era raro encontrártelo tomando algo por el "Oviedo antiguo" - así es como lo conocíamos los estudiantes universitarios de finales de los ochenta- , y no digamos ya en la librería de segunda mano que llevaba un buen amigo suyo, junto a un parque tras ese mismo "Oviedo antiguo" y que ahora lamento no recordar el nombre.
ResponderEliminarEse era el José Luis Roca que conocimos varias generaciones de alumnos, cuando aún la facultad de Filología estaba en la Plaza de Feijóo y alguna noche de sábado encontrabas pintadas en su fachada contra alguna profesora de esa misma facultad.Sus clases, cierto es, eran muy diferentes a las de los otros profesores, hasta el punto que conservo como un tesoro aquellos apuntes de Literatura hispanoamericana, no por lo que tenían de apuntes -que era más bien poco -sino, sobre todo, por los cientos de comentarios al margen que fui escribiendo con las palabras de José Luis Roca.
Y de todo ello han pasado ya más de veinte años...