Canta, oh diosa, no sólo la cólera de
Aquiles sino cómo al principio creó Dios los cielos y la tierra y cómo luego,
durante más de mil noches, alguien contó la historia abreviada del hombre, y así
supimos que a mitad del andar de la vida, uno despertó una mañana convertido en
un enorme insecto, otro probó una magdalena y recuperó de golpe el paraíso de la
infancia, otro dudó ante la calavera, otro se proclamó melibeo, otro lloró las
prendas mal halladas, otro quedó ciego tras las nupcias, otro soñó despierto y
otro nació y murió en un lugar de cuyo nombre no me acuerdo. Y canta, oh diosa,
con tu canto general, a la ballena blanca, a la noche oscura, al olmo seco, a la dulce Rita de los Andes,
a las ilusiones perdidas, y al verde viento y a las sirenas y a mí mismo.
Luis Landero
Antología de cuentos e historias mínimas, ed. de Miguel Díez, Madrid, Espasa-Calpe, col. Austral, 2002.
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