Resulta maravillosa la última edición de bolsillo del De profundis, que recientemente ha reeditado Siruela. Sencillamente conmovedora es esta extensa carta de Oscar Wilde dirigida desde la cárcel de Reading a su amante lord Alfred Douglas. Toda la pena, la vergüenza y el desamor del genial irlandés en unas páginas enternecedoras; muy distintas a las otras Cartas a lord Alfred Douglas (edición de Luis Antonio de Villena) editadas por Tusquets. De entre los muchos pasajes interesantes, en los que obsevamos el corazón desangelado del autor, me quedo con estos dos:
"Que todas mis cosas bonitas hubieran de venderse: mis dibujos de Burne-Jones; mis dibujos de Whistler; mi Monticelli; mis Simeon Solomons; mis porcelanas;mi biblioteca con su colección de volúmenes dedicados de casi todos los poetas de mi tiempo, de Hugo a Whitman, de Swinburne a Mallarmé, de Morris a Verlaine; con sus ediciones bellamente encuadernadas de las obras de mi padre y de mi madre [...] Si tu padre no hubiera podido pedirme las cosas, tú, lo sé perfectamente, al menos de palabra te habrías mostrado muy apenado por la pérdida de mi entera biblioteca, pérdida irreparable para un hombre de letras."
"... y tenías mucho interés en obtener mi permiso para publicar extractos y selecciones de... ¿qué cartas? ¡Las cartas que yo te había escrito desde Holloway! ¡Las cartas que para ti deberían haber sido lo más sagrado y lo más secreto del mundo entero! [...] Si en tu corazón no había nada que clamase contra un sacrilegio tan grosero, podías haberte acordado al menos del soneto que escribiera quien con tanta pena y desprecio vio vender en Londres, en pública subasta las cartas de John Keats, y haber entendido al cabo el auténtico sentido de mis versos:
I think they love not Art
Who break the crystal of a poet´s heart
That small and sickly eyes may glare or gloat."
Oscar Wilde, De profundis, Madrid, Siruela, 2010.
85oo, y subiendo...
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