No me gusta recomendar libros. Me parece una tarea complicada dirigir la lectura a una persona ya que, por mucho que la conozca, mi gusto no tiene por qué ser de su agrado. Lo que a uno le parece magnífico e imprescindible a otro le puede parecer horrible e insulso. Por eso soy muy reticente a la hora de leer la recomendación de un amigo. Hace cuatro días a uno de ellos se le ocurrió regalarme un libro: evidentemente, me lo estaba recomendando desde hace semanas. Por desgracia, mi reticencia, en esta ocasión, estaba justificada. Pese a ser un poemario de una estética que me place, no consigue saciar mi apetito lector. Mi amigo, conocedor de mis altas expectativas, se limitó a destacar un poema del conjunto. En esto no se equivocó.
TELEGRAMA A TU ANCIANIDAD
Si por temor o por incertidumbre
esta noche no empujas esta puerta
tras la que está desnuda ya y despierta
la prohibida mujer llena de lumbre
te juro que después cuando seas viejo
y un día mires tu cara y tu memoria
brotarán hacia ti desde esta historia
culebras que te espanten el espejo.
Félix Grande, La canción de la tierra, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2008.
TELEGRAMA A TU ANCIANIDAD
Si por temor o por incertidumbre
esta noche no empujas esta puerta
tras la que está desnuda ya y despierta
la prohibida mujer llena de lumbre
te juro que después cuando seas viejo
y un día mires tu cara y tu memoria
brotarán hacia ti desde esta historia
culebras que te espanten el espejo.
Félix Grande, La canción de la tierra, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2008.
Está bien el poema. Anda, actualiza el blog más a menudo, ¿no?
ResponderEliminarUn saludo cordial:
JLP