¡Por fin ha llegado Whitman al atril!. Me alegro, ya que yo también lo estoy leyendo, y la verdad es que uno debe ponerse gafas de sol de lo mucho que deslumbra, aunque le lea de noche. Y en una época en la que aún estamos recuperándonos de la tragedia creada por los apóstoles de la "Verdad única y pequeña", es un consuelo pensar que nunca podrán matar la poesía vitalista del barbudo vagabundo de Long Island.
¡Por fin ha llegado Whitman al atril!. Me alegro, ya que yo también lo estoy leyendo, y la verdad es que uno debe ponerse gafas de sol de lo mucho que deslumbra, aunque le lea de noche. Y en una época en la que aún estamos recuperándonos de la tragedia creada por los apóstoles de la "Verdad única y pequeña", es un consuelo pensar que nunca podrán matar la poesía vitalista del barbudo vagabundo de Long Island.
ResponderEliminarEspero, Sevillano, que no hayas escrito esto. No lo comprenderían.
ResponderEliminarEl autodidactismo no está de moda.
Eliminar