INVIERNOS
Yo sé que hay un invierno de lluvias que acarician
los robles de la sierra. Es un invierno leve
de caprichosas frondas y sendas diminutas,
solas y atardecidas. También hay otro invierno
que azota las roquedas con sus manos heladas,
que desnuda los árboles y corona las cumbres.
El invierno en los mares cristalinos
sabe de nombres dulces y la brisa
va rizando la costa, y las noches se encienden
con fuegos que descubren las arenas del sueño.
Aunque este invierno rancio,
este invierno de asfalto sin nevadas,
de calles con semáforos y anónimos afanes
y ruidos inclementes
y grises de suicidio,
es el único invierno que yo tengo.
Pero sus calles guardan
las huellas de mi vida, y me habrán de llevar -lo sé-
detrás del arco iris.
de Centinelas.
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