lunes, 24 de diciembre de 2012
The Oxen, by Thomas Hardy
LOS BUEYES
Nochebuena y las doce en el reloj.
"Ahora estarán todos de rodillas",
dijo alguién entre los mayores
cuando junto a las brasas, en bandada,
todos nos reuníamos en el cómodo hogar.
Imaginábamos aquellas mansas,
apacibles criaturas en la paja
de su redil: ni se nos ocurría
dudar de que estuviesen de rodillas.
Un capricho tan limpio, en estos años,
pocos lo tramitarían. Todavía
si alguién dijese en Nochebuena:
"Vamos a ver los bueyes de rodillas,
dentro de la cabaña solitaria
de aquel valle lejano que solíamos
visitar en la infancia",
con él iría por la oscuridad
esperando encontrármelos así.
Thomas Hardy, Poemas, trad. de Joan Margarit y Sam Abrams, Comares, Granada, 2001.
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Leo ahora esta entrada (cada vez visito menos internet; quita demasiado tiempo), y me hace evocar la traducción de Miguel d'Ors, excelente, que se incluye por ejemplo en "Poesía inglesa del siglo XX" (Colección Universos, 1993), de donde la copio:
ResponderEliminarLOS BUEYES
Nochebuena. Las doce en el reloj.
"Ahora se arrodillan", decía un viejo
cuando estábamos todos sentados, apiñados
al amor de la lumbre.
E imaginábamos
a las mansas criaturas apacibles
en su cuadra de paja
y a nadie le pasaba por la mente dudar
que entonces se pusieran de rodillas.
Pocos podrían urdir tan bella fantasía
en estos años. Sin embargo, siento
que si alguien nos dijera en Nochebuena: "Ven
a ver cómo los bueyes se arrodillan
en el corral a solas, junto a aquel
valle que nuestra infancia frecuentaba",
yo me iría con él en la penumbra
con la esperanza de poderlos ver.
Gracias, Rober, por la aportación. Yo también prefiero la versión de d´Ors.
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