domingo, 27 de noviembre de 2011

Presentación de LAS NOCHES DE VERANO II



Para los que no estuvieron en la puesta de largo de Las noches de verano (La Isla de Siltolá, 2011) de José Luis García Martín, el pasado jueves en La casa del Libro de Sevilla, les dejo las palabras de la presentación de José Luis Piquero.

Presentación de Las noches de verano

Hace unos 80 años, varios escritores e intelectuales vinculados a Oxford empezaron a reunirse regularmente para hablar de literatura y contarse historias. Entre ellos figuraban C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien, Owen Barfield o Charles Williams. Se dieron a sí mismos el nombre de Inklings, que significa indicios, presentimientos. La editorial Isla de Siltolá ha querido recuperar ese espíritu de intercambio, de discusión y de camaradería literaria con una colección de libros y el encuentro entre autores y lectores. Esta tarde presentamos la segunda entrega de esa colección, Las noches de verano, una colección de relatos a cargo de José Luis García Martín, poeta, crítico literario, narrador, columnista, polemista incansable, factor de nuevos creadores. Y muchas cosas más.
            Empezaré con una petición: créanse todas las historias que aparecen en Las noches de verano. Y eso porque toda mentira fictiva tiene algo de verdad, igual que en toda verdad hay mucho de ficción. Si A sangre fría es una novela real, no menos lo es Lolita. En la magia de la literatura todo es cierto.
            Dicho esto, y como hace el propio autor en su prólogo, les invito a participar en las tertulias de estas noches de verano, para hablar en medio de la oscuridad (se ha ido la luz) con una cerveza delante y una historia que contar. El conde de Brezoán les invita a su pazo, desde el que parten caminos invisibles que llevan a Venecia, a Lisboa o a Coney Island. Por aquí desfilan las figuras fantasmales de Pessoa, de Aleister Crowley o de Vicente Blasco Ibáñez, como si la muerte hubiese sido abolida, y se oye a Philippe Jaroussky cantando “L’heure exquise” o la voz de alguien que musita unos versos de Omar Jayyam: “Disfruta del momento: sólo dura un momento”.
            Porque este libro trata justamente de eso, de unos nuevos Inklings que se reunen una noche cualquiera para invocar fantasmas. ¿Que es un fantasma? Como escribió Joyce en el Ulises, “alguien que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”. Y qué es la literatura sino una sesión de espiritismo, una llamada a la reencarnación de aquellos que han muerto o se han ausentado. Como los jóvenes nobles del Decamerón o los peregrinos de Canterbury, los Inklings de Las noches de verano se encierran para hacer literatura conversacional y espantar la soledad. Y sus historias abren inesperados laberintos y dan lugar a nuevas historias, como una muñeca rusa que se reproduce sin parar. Novelas dentro de novelas, mentiras y verdades. Literatura.
            Gracias a esa magia, asistimos a una gran fiesta en un palacete veneciano, junto a Paul Morand, el Agha Khan, Jean Cocteau o Lady Churchill; nos paseamos por el gran despacho de Benito Mussolini, que al fondo de la estancia, ajeno a nuestra presencia, permanece enfrascado en sus papeles; o nos refugiamos en una quinta de las afueras de Lisboa, huyendo de una guerra cercana, protegidos por un talismán, una piedra azul que también representa la literatura, la salvación, la evasión de una realidad menos acogedora que la realidad fictiva. Todo eso y mucho más es lo que encontrará el lector en Las noches de verano. Una tertulia de amigos a la que todo el mundo está invitado.
            Unas palabras sobre su autor y sobre mí mismo. Hace más de veinticinco años me recibió en su casa y tuvo a bien leer mis primeros esbozos poéticos. Desde entonces, su magisterio y su amistad, nada complacientes sino exigentes y rigurosos, no han cesado y puedo afirmar que mi dedicación a la literatura se la debo a él. Así que es un honor acompañarle hoy en Sevilla y, por una vez, darle yo la palabra, pues ese es justamente el regalo que él me entregó y nos entrega en cada nuevo libro: la palabra. Gracias por todo, Martín.

José Luis Piquero
Sevilla, 23 de noviembre de 2011 

martes, 22 de noviembre de 2011

Presentación de LAS NOCHES DE VERANO


Este jueves en la Casa del Libro de Sevilla, José Luis García Martín presentará su último libro, Las noches de verano, perteneciente a la colección "Inklings" de Ediciones La Isla de Siltolá. Colección que trata de rescatar el espíritu de la tertulia Inklings, formada por escritores y académicos vinculados a la Universidad de Oxford entre los años 30 y 60 del pasado siglo. En estas reuniones cada miembro debía leer en voz alta composiciones inéditas, normalmente poemas o relatos breves, que eran criticadas inmediatamente por los contertulios. La editorial La Isla de Siltolá (posiblemente la que hoy en día más volúmenes de poesía publica) no solo ha rescatado el término, también el alma. Los libros de esta colección serán presentados en un acto público y posteriormente leídos ante un círculo cerrado de invitados.
Por desgracia, creo que me perderé el inteligente debate entre García Martín y José Luis Piquero, que hará de maestro de ceremonias.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Entrega de los Premios del I Concurso Literario Universidad de Oviedo


El Vicerrectorado de Extensión Universitaria, Cultura y Deportes tiene el gusto de informarle de que mañana, día 18 de noviembre, a las 12 horas en La Tienda Universitaria (Edificio Histórico, C/ San Francisco, 1. Oviedo), tendrá lugar el acto de entrega de los Premios del "I Concurso Literario Universidad de Oviedo" a Diego Llorente por su obra Balas, Premio de Relato Corto, y a José Luis Sevillano por su obra La victoria en la derrota, Premio de Poesía.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Entrevista a Pelayo Fueyo en La Voz de Asturias

 Pelayo Fueyo, en un parque gijonés. Armando Álvarez.

Les enlazo con la entrevista a Pelayo Fueyo que aparece en la edición digital de La Voz de Asturias

jueves, 3 de noviembre de 2011

PODEROSA ESTIRPE. Exposición de Jorge Cecchini

Mañana, 4 de noviembre, en la sala de exposiciones del hotel Meliá de la Reconquista de Oviedo, se inaugura la exposición de esculturas en cerámica del artista Jorge Cecchini, titulada "Poderosa estirpe" (del 4 al 27 de noviembre).



Luis Cruz ofrece en el catálogo de esta exposición, organizada por la Galería Ángulo, un acercamiento a la obra del artista:

La Construcción del Mito

Desde la blanca majestad de sus tronos la real pareja observa imperturbable en el tosco refinamiento de su primitivismo eterno. Provenientes de un tiempo legendario, llegadas de remotos territorios, regidas por crueles taliones, las esculturas de Jorge Cecchini nos confrontan crudamente con la emocionalidad más primaria, con las pasiones arraigadas en lo más profundo del inconsciente del género humano. Cumbre de una estirpe de heróicos guerreros ciclópeos que los escoltan, señores de vastos dominios en una bullente tierra aún en formación, avezados en una precaria supervivencia caníbal, estos reyes constituyen la encarnación pétrea de una mitología personalísima fundada en los sentimientos primigenios del hombre.

Curioso de las relaciones de poder, el artista recorre las representaciones de la autoridad en sus atributos simbólicos más visibles. Los relatos que protagonizan estas figuras conforman el corpus narrativo que sustenta el mundo del creador, donde se manifiestan sus preocupaciones íntimas: el orden sucesorio de las dinastías familiares; la insumisión frente al sometimiento y la lucha prolongada hasta la liberación. Héroes sacrificados, juicios y condenas a los vencidos, torturas sufridas con una entereza que sólo se agota con la muerte, doncellas castigadas por concebir hijos de sus enemigos y ocasionar el exterminio de su propio linaje. Mitos extraídos de diferentes tradiciones, tamizados por la estética del sufrimiento, toman forma en el universo del escultor y son base de las historias que viven sus personajes.

Jorge Cecchini, de ferviente vocación temprana estimulada por algunos miembros de su entorno familiar, se forma a sí mismo libremente, al margen de corrientes estéticas y de escuelas artísticas, aparte de las enseñanzas regladas. Las obras que ahora conocemos son producto de su búsqueda durante el último lustro, período extenso en el que encuentra su expresión propia y su mirada particular. Años de investigación con el material refractario hasta conseguir texturas y resistencias satisfactorias. Años de trabajo con color y esmaltes a altas temperaturas hasta lograr acabados terrosos en mate o brillos metálicos de bronce, fructifican en las piezas elegidas de entre sus numerosas creaciones de esta última etapa.

Su plástica bebe simultáneamente de distintas fuentes antiguas y modernísimas. Desde el arcaismo cicládico, el primitivismo austral, el expresivismo africano y los diferentes expresionismos medievales hasta el Expresionismo pictórico del s.XX y la Abstracción Orgánica británica que hace fluidas las figuras humanas y las descompone en sus volumenes básicos. Influenciado por el “barbarismo neoclásico” del maestro Anthony Caro, nuestro escultor se adentra en la exploración de la figura exenta dando rienda suelta al brutalismo volumétrico de los cuerpos en la fusión de los mismos con elementos de soporte y objetos simbólicos de estatus (personajes , tronos, coronas, armas, bastones de mando, etc.)

Lo aquí expuesto incluye placas horizontales que reproducen escenas de grupo. Acabados bruñidos en grises contrastan con variados colores primarios que recorren los abruptos fondos como ríos de lava; uso del colorido con una carga simbólica que alude a las experiencias vividas por los protagonistas de las mismas. Figuras de formas orgánicas y rugosidad parduzca, criaturas que evocan animales pertenecientes a una fauna desconocida. El autor, al hablar de sus propias esculturas se refiere a ellas como “reyes, mujeres, guerreros, vírgenes, cristos”… denominaciones llenas de sentido cuando son incorporadas por estas creaciones. Las deformidades de los miembros y su coloración, el gigantismo de las extremidades, especialmente pies y enormes manos como garras, expresan las emociones que las poseen y las sensaciones que las invaden: dolor, recogimiento , tranquilidad, superioridad, etc. Estos seres gritan desesperados, aúllan ante el sufrimiento que padecen, se debaten alzando sus cabezas retorcidas, escrutan implacables y juzgan despiadados.

Las piezas de mayor formato, en esmaltado brillante y colores verdes, tríada de estados anímicos femeninos, se repliegan sobre sí mismas o giran elevándose altivas sobre su eje; componen una serie breve que contrasta con las cavidades de enormes ojos vacíos y pequeño tamaño, siempre tres, que contemplan una maternidad heróica. Finalmente las “cabezas”, obras últimas, guerreros cubiertos con celadas empenachadas de colores vibrantes, pesan como vestigios geológicos de ejércitos arrasados.

Los mitos de Jorge Cecchini contienen una fuerza psicoanalítica que conmina al espectador a sumergirse en su propia interioridad para sentir las pulsiones que agitan al hombre y mediatizan sus acciones.

LUIS CRUZ

Presentación de EL CIELO DE LAS COSAS, de Pelayo Fueyo




Hoy jueves, 3 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Club de Prensa de La Nueva España, se presenta el último libro de Pelayo Fueyo, El cielo de las cosas (Krk, col. Mala Letra), posiblemente -como bien dice José Luis Piquero- el mejor poeta asturiano del momento. Intervendrán, además del autor, Miguel Alarcos, profesor de la Universidad de Oviedo; Álvaro Ruiz de la Peña, miembro del Consejo editorial de la colección de poesía "Mala Letra", y César Inclán, de Krk Ediciones.

martes, 1 de noviembre de 2011

TENGO UNA CITA CON LA MUERTE



Bajo el título Tengo una cita con la muerte se recoge una selección de poemas de autores muertos en la I Guerra Mundial. Los antólogos Borja Aguiló y Ben Clark, a quienes debemos este magnífico trabajo, han confeccionado este libro a partir de Up the Line to Death. The war Poets 1914-1918 (Methuen Publishing Ltd, 1964), recopilando a veintidós poetas que, además de compartir trinchera, acudieron a una cita temprana (prácticamente todos ellos murieron antes de cumplir los treinta años) con la muerte. Pero antes tuvieron la delicadeza de dejar escrito el horror de la contienda en unos estremecedores poemas.
Mi admirado Rupert Brooke comparte batallón con los no menos estimables Wilfred Owen, Edward Thomas, Alan Seeger y Leslie Coulson. Algunos de los datos sobre los poetas, que configuran el colofón del volumen,  son escalofriantes:

JEFFERY DAY (1 de diciembre de 1896-27 de febrero de 1915). Aviador. Derribado por seis aviones enemigos, amerizó con éxito, pero no pudo ser rescatado. Murió a los 24 años.

WILLIAM NOEL HODGSON (3 de enero de 1893-1 de julio de 1916). Héroe de la batalla de Loos. Murió el primer día de la batalla del Somme a consecuencia de los disparos de una ametralladora alemana que le perforó el cuello. Tenía 23 años.

WILFRED OWEN (18 de marzo de 1893-4 de noviembre de 1918). Murió durante el cruce del canal Sambre-Oise apenas una semana antes del fin de la guerra. Tenía 25 años.

ALAN SEEGER (22 de junio de 1888-4 de julio de 1916). El autor del poema que le ha dado título a este libro nació en Nueva York y murió en Belloy-en-Santerre, animando a gritos a sus compañeros a seguir avanzando mientras el yacía herido de muerte por los disparos de seis ametralladoras. Tenía 28 años.

CHARLES HAMILTON SORLEY (19 de mayo de 1895-13 de octubre de 1915). Recibió un disparo de un francotirador en la cabeza durante la batalla de Loos. Murió a los 20 años.

Casi cien años después, en esta apacible sobremesa (con una copa de oporto, una buena pipa y el Adagio para cuerdas de Samuel Barber, de fondo), tengo una cita con todos ellos.