POÉTICA
No buscas que tu nombre venga en antologías
ni que de ti se ocupen en su letra menuda
minuciosos manuales.
Tan sólo que algún día,
dentro de mucho tiempo, un lector solitario
-pues siempre solitario es el ser que llamamos
lector- vaya, y en una biblioteca,
casi al azar, descubra una palabras
cubiertas por el polvo de los años.
Y tras soplar el polvo y repasar las páginas,
encuentre que esas páginas le entonan
como un poco de whisky en una tarde fría del invierno.
No buscas que tu nombre venga en antologías
ni que de ti se ocupen en su letra menuda
minuciosos manuales.
Tan sólo que algún día,
dentro de mucho tiempo, un lector solitario
-pues siempre solitario es el ser que llamamos
lector- vaya, y en una biblioteca,
casi al azar, descubra una palabras
cubiertas por el polvo de los años.
Y tras soplar el polvo y repasar las páginas,
encuentre que esas páginas le entonan
como un poco de whisky en una tarde fría del invierno.
de Las Señales del fuego.
Muy buen poema.
ResponderEliminarMiguel Ángel Gómez.
Me alegra que te guste.
ResponderEliminarun saludo
¡5000 visitas! Tendrás que celebrarlo, ¿no? ¿Qué tal con una entrada nueva?
ResponderEliminarUn abrazo,
R
Seguro que más de un ciento son mías. Enhorabuena, José Luis. Un abrazo.
ResponderEliminarMiguel Ángel Gómez.
Lo que hacemos los amigos, ¿eh Piti? Yo vi el contador en 4985 y dije... ¡voy a entretenerme dándole a la flechina! Jaja.
ResponderEliminarUn abrazo, anda.
R
Cualquier cosa por un amigo-poeta verdadero, no? Bonita manera de ganar el tiempo...je!je!.
ResponderEliminarUn abrazo, R.
Miguel Ángel Gómez.