No suelo leer libros de cine: los encuentro demasiado aburridos, pesados y sin ningún tipo de gracia. Sin embargo, Miraes, de José Havel me resulta la mar de entretenido. El libro recoge artículos, la mayor parte, de películas estrenadas en el año 1999. Año excelente para la factoría norteamericana que produjo títulos de la talla de American beauty, Gladiator, Sleepy Hollow, El sexto sentido y Eyes wide shut; películas que no crean problemas al crítico, ya que son difíciles de ponerles un pero. Lo que me gusta del libro es la calidez que ofrece a títulos más desfavorecidos por la crítica general, como es el caso de La novena puerta, de Polanski y El guerreo nº 13. Películas, ambas, que aun no siendo obras de la calidad de las citadas anteriormente, poseen un encanto que gana con los años. Y es que, debo reconocer, siento predilección por El guerrero nº 13, para mí la mejor de 1999.
Y no quiero olvidarme de una de las películas más taquilleras de ese año, Matrix, la cual tuvo un éxito inmediato, pero, con los años, se le van viendo las vergüenzas. Y es que el filme de los hermanos Wachowsky pretendió, en su tiempo, convertirse en un título de culto a la manera de Blade runner: nada más lejos de la realidad. José Havel, con inteligencia y agudeza, se percata inmediatamente de esas vergüenzas que convierten a Matrix, como muy bien dice el autor, en un simple videojuego.
Y no quiero olvidarme de una de las películas más taquilleras de ese año, Matrix, la cual tuvo un éxito inmediato, pero, con los años, se le van viendo las vergüenzas. Y es que el filme de los hermanos Wachowsky pretendió, en su tiempo, convertirse en un título de culto a la manera de Blade runner: nada más lejos de la realidad. José Havel, con inteligencia y agudeza, se percata inmediatamente de esas vergüenzas que convierten a Matrix, como muy bien dice el autor, en un simple videojuego.