A veces uno sabe cuándo empezó todo, cómo, dónde, qué afanes tuvo lugar que malgastar en su momento para poder seguir y no caer.
A veces uno sabe (con más que meridiana precisión) qué caminos le llevaron (pensando que el camino iba derecho) y qué atajos le perdieron (creyendo que el atajo es de valientes).
A veces uno sabe que la vida va en serio, pero nadie acostumbra a mirar ese reloj -sigiloso reloj de melancólicos- que acumula las horas y las sombras y en silencio nos dicta: "todas pasan", guardándose el secreto de la última.
José Luna Borge, Reloj de melancólicos, Sevilla, Los Papeles del Sitio, 2016.