martes, 10 de julio de 2012

Un centro fugitivo, de Álvaro Valverde

Ayer por la noche terminé la lectura de Un centro fugitivo (La Isla de Siltolá, 2012); antología que recoge 25 años de la poesía de Álvaro Valverde, un poeta al que, incomprensiblemente, tenía desatendido. Y lo hice con la mejor compañía posible: una copa de oporto, una pipa y un buen tabaco inglés. Una vez leído el prólogo de Jordi Doce (siempre perfecto en estos menesteres), entiendo la persistencia de varios amigos en que leyera la poesía de Valverde, pues sería de mi agrado. No les ha faltado razón. La elegancia de sus versos (tal vez aprendida de la escuela inglesa), la emoción contenida, la solemnidad encubierta en cierta superficialidad y un universo temático, por no decir del gusto literario, ha terminado por cautivarme. Aunque el conjunto mantiene un buen equilibrio en el nivel, el paso de los años ha ido mejorando ligeramente los poemas, siendo, los de los últimos libros, los más certeros. Mención especial merecen los inéditos que cierran el volumen y que sirven de aperitivo para la próxima entrega, que espero tenga salida bien pronto porque me ha dejado con apetito.
Les dejo uno de los poemas memorables:



MR. T. S. ELIOT, RUSSELL SQUARE

                                                    "¿qué haremos nunca?"
                                                                                        T. S. E.

Ejerza el simulacro
(hábil y hasta ordenadamente).

Anude la corbata, alise la camisa,
ponga perfume en el cuello, guarde el tabaco,
tome la cartera y el sombrero,
incluso dé un beso al salir, según costumbre.

El ritual observa unas leyes precisas,
conocidas maneras aprendidas de antiguo.

Por el camino, olores que me devuelvan
establecidos vínculos.

En la boca el sabor
de dulcísima noche anegada en oporto.

Mientras en calles vacías mi paso torna eco,
¿dónde el poema alucinado
que urdí de madrugada?,
¿dónde la vida aquella
de lecturas y mapas
sin que asistiera culpa u orgullo o desolación,
dónde tus sienes azules como ánforas
y el asidero rubio de cabellos de humo?

Ya no hay rictus, máscara, ni escenario capaz.
Desde esta ventana de Lloyd se ve la muerte.

Álvaro Valverde, Un centro fugitivo, pról. de Jordi Doce, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2012.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario