domingo, 26 de febrero de 2012

Breve antología de la Literatura Universal, por Luis Landero

 Canta, oh diosa, no sólo la cólera de Aquiles sino cómo al principio creó Dios los cielos y la tierra y cómo luego, durante más de mil noches, alguien contó la historia abreviada del hombre, y así supimos que a mitad del andar de la vida, uno despertó una mañana convertido en un enorme insecto, otro probó una magdalena y recuperó de golpe el paraíso de la infancia, otro dudó ante la calavera, otro se proclamó melibeo, otro lloró las prendas mal halladas, otro quedó ciego tras las nupcias, otro soñó despierto y otro nació y murió en un lugar de cuyo nombre no me acuerdo. Y canta, oh diosa, con tu canto general, a la ballena blanca, a la noche oscura, al olmo seco, a la dulce Rita de los Andes, a las ilusiones perdidas, y al verde viento y a las sirenas y a mí mismo.


Luis Landero




Antología de cuentos e historias mínimas, ed. de Miguel Díez, Madrid, Espasa-Calpe, col. Austral, 2002.

jueves, 23 de febrero de 2012

Hoy en ´El Comercio´

Les dejo el enlace con la crónica de la presentación de las obras ganadoras del I Premio Literario Universidad de Oviedo: Balas, de Diego Llorente, y La victoria en la derrota, de José Luis Sevillano. Click





martes, 14 de febrero de 2012

Concurso "Homenaje al Soneto" en La Casa del Verso

HOMENAJE AL SONETO 
Por diversos motivos , la organización ha decido aplazar el acto. Se comunicará, tanto en Prensa como en este blog, la fecha definitiva. Mientras pueden seguir mandando sus sonetos a la dirección que abajo se remite.

La Casa del Verso, con el patrocinio de Juan Gutiérrez y Fruterías Olé, organiza una velada en homenaje al soneto que será coordinada por José Luis García Martín. El homenaje consistirá en la lectura comentada de algunos de los mejores sonetos de la lengua española y en un concurso para seleccionar y premiar el mejor soneto inédito.

Los sonetos presentados a concurso necesitan ser enviados previamente, para que un jurado determine los diez finalistas. Estos deberán ser leídos por sus autores en un acto literario que se celebrará el 21 de Marzo en la Casa del Verso (El Toral, 30, La Manjoya, Oviedo).
El premio consistirá en una cesta de frutas, mil euros y la inscripción del soneto en una lápida que se colocará en el jardín de la Casa del Verso.
Cada participante, antes de dar a conocer su poema, deberá leer tres sonetos de diversos autores entre los, a su juicio, más significativos de la lengua española.
Los participantes deberán inscribirse previamente enviando su nombre y un breve currículum junto con el soneto, antes del seis de marzo, a la siguiente dirección electrónica:

gmartin@uniovi.es


El premio será concedido, mediante votación secreta, por un jurado popular formado por los asistentes al acto.

viernes, 10 de febrero de 2012

DONDE SE GUARDAN LOS LIBROS, de Jesús Marchamalo

Decía Borges que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca. En Donde se guardan los libros (Siruela, 2011), Jesús Marchamalo nos introduce en los paraísos particulares de una veintena de escritores españoles contemporáneos. De las bibliotecas desbordadas por libros y fetiches de todo tipo como son las de Savater, Trapiello o Luis Alberto de Cuenca, a las estrictamente ordenadas de Pérez-Reverte, Gamoneda y Vargas Llosa; pasando por las elegantes y recogidas de Carmen Posadas y Clara Janés, hasta la más famosa y que sirve de modelo para las revistas de decoración de Javier Marías. Todos ellos nos hablan de sus libros preferidos, de sus lecturas de juventud, de alguna edición rara o curiosa a la que le han cogido cariño, de los avatares que ha sufrido su biblioteca... En fin, nos enseñan su paraíso: el lugar donde descienden las musas, el taller del escritor. Acompañando al texto, un centenar de fotografías ilustran al lector curioso la pulcritud o el desorden, los libros destacados y los singulares objetos en forma de figurillas, fotografías o pisapapeles que adornan los estantes. Un libro, en definitiva, para los amantes de las bibliotecas.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ceci n´est pas une pipe


¿La Pipa en terapia? Una de las muchas sorpresas gratas que te llevas navegando por la red. Encontrado en el blog Dosis diarias, de Albert Montt.

lunes, 6 de febrero de 2012

Rodrigo Olay en los Encuentros Poéticos del Antiguo Instituto


Este viernes, 10 de febrero,  a las 20:00 horas, en el Antiguo Instituto de Gijón, las asociaciones culturales "Encadenados" y "Versos libres" organizan un recital de poesía, como viene siendo habitual una vez al mes. En esta ocasión, el poeta invitado será Rodrigo Olay, autor de Cerrar los ojos para verte (Universos, 2011), con un acompañamiento musical a cargo de Dani García de la Cuesta. El acto será presentado por Javier Almuzara.
Para los que todavía no conocen la poesía de Rodrigo Olay (serán pocos), les dejo con las palabras de Carlos Iglesias acerca de Cerrar los ojos para verte



Palabras para un libro:
Rodrigo Olay, Cerrar los ojos para verte, Universos, Mieres, 2011, Premio «Asturias Joven» de Poesía 2010.
[Texto leído en la presentación del libro, la tarde del 17-VI-2011, en la librería gijonesa La Buena Letra]

            Quien se asome por primera vez a la ventana que Rodrigo Olay nos abre en este su primer libro, descubrirá a un autor que nos habla desde el presente con la mirada puesta en un pasado de resonancias múltiples.
            Si todo libro de poemas se asemeja a una casa, como quiso Luis Rosales, no cabe duda de que las cuatro habitaciones, o secciones, que conforman Cerrar los ojos para verte están bien encendidas. En cada una de ellas se adensan los ecos de diferentes voces y tradiciones poéticas, empezando por la lírica grecolatina de Catulo u Horacio, retomada posteriormente por Berceo o Fray Luis (también presentes aquí), y concluyendo, muchos siglos más tarde, con los poetas de la generación del cincuenta, encabezada por Jaime Gil de Biedma, y con la poesía española de las décadas de los ochenta y los noventa, representada por autores como Luis García Montero, Luis Alberto de Cuenca, Víctor Botas, Carlos Marzal, Aurora Luque, o Juan Antonio González Iglesias. Asimismo, a estas páginas se asoman Garcilaso (y su visión del amor como una batalla cotidiana, tal y como se aprecia en los “Tres haikus de un trovador” ―p. 34― o en “El duelo” ―p. 30―), San Juan de la Cruz (en poemas como “Por la secreta escala” ―p. 36―, donde el amor se percibe casi como un camino de perfección), Antonio Machado (en unos versos que recrean, con conmovedora exactitud, los últimos días del poeta sevillano ―p. 61―), Jorge Guillén (en pequeños poemas que son como destellos de serenidad meditativa; así sucede, por ejemplo, con el que da pie a la hermosa portada del libro: “Mise en scène” ―p. 22―), Fernando Pessoa (mediante el heterónimo Roderick O´Lay, que nos descubre ‘el mapa del tesoro’ en la parte final del libro), e incluso el anónimo autor de la Biblia (en un poema, “Operación triunfo” ―pp. 69-70―, que deparará sorpresas a más de un lector). Y todo ello sin olvidar la invocación constante a la ceguera sabia de Borges. Porque Cerrar los ojos para verte también tiene una cualidad de laberinto borgiano. Rodrigo Olay ejerce en él una doble función: por un lado, es el guía cómplice que nos toma de la mano y nos conduce por los escurridizos corredores de la tradición poética; por otro, se erige en demiurgo capaz de convocar y manejar todas las presencias ausentes que conviven en estas páginas.
            Pero nadie piense que nos hallamos ante un catálogo de citas, o ante un mero ejercicio mimético: no. Rodrigo Olay no utiliza las influencias ajenas para enmascarar su voz; antes al contrario, se sirve de ellas para devolvernos su propia voz amplificada, matizada y filtrada por todas las lecturas que ha venido realizando a lo largo de seis años, que son los que ha tardado en ultimar y en dar forma definitiva al libro que hoy presentamos.


            Es la suya una voz poética que, a través de los distintos ecos que la nutren y la habitan, nos habla de los temas eternos, a saber: la evocación agridulce de una infancia que nunca acaba de extinguirse (como en “Huellas en la arena” ―p. 13― o en “Constantes vitales” ―p. 14―); los primeros tanteos amorosos de la adolescencia, unidos al descubrimiento del viaje en su doble sentido, físico y literario; el fulgor súbito del mundo, vislumbrado en cualquier calle de una ciudad mágica, como Venecia o Estambul; la consolidación del amor, que combina en igual manera plenitud e incertidumbre (ambas laten en “La metamorfosis” ―p. 32―, o en los versos estremecidos de la inolvidable “Canción de aniversario” ―pp. 43-44―); la presencia de la muerte como un tributo necesario que hay que pagar por el simple hecho de estar y de sentirse vivo. Tampoco se olvida ni de incluir bromas posmodernas, como esa inapagable parodia de la literatura universitaria que sirve de inesperado cierre al libro, ni de guiños generacionales (“American Dream” ―p. 31―) a veces directamente ‘frikis’ (“El manco” ―p. 68― es una buena prueba de ello).
            Cerrar los ojos para verte es, como estamos viendo, un libro caleidoscópico, pues cada vez que lo abrimos nos ofrece una imagen igual y a la vez distinta de sí mismo, dándonos un nuevo motivo para la alegría, la revelación o el asombro (el mismo asombro intacto que destilan los “Cantares” ―pp. 39-42―, canciones mínimas que se ajustan como un guante al júbilo de cada nuevo día, o esos haikus que nos permiten atisbar toda la belleza del mundo por el ojo de una cerradura ―pp. 22-23―).
            Por todo lo que venimos diciendo, creemos que este libro no sólo se parece, como todo buen libro, a un hogar confortable: también constituye una pequeña revelación que intenta, a su manera (como el pájaro que cantó Leonard Cohen), ser libre. Habrá, pues, que mantener los ojos bien abiertos para seguir viendo, y leyendo, a Rodrigo Olay.

Carlos Iglesias Díez
Junio de 2011

viernes, 3 de febrero de 2012

Los viernes santos


Para mí todos los viernes son santos. Después de un partidito de pádel a media tarde, para desoxidar mi maltrecho cuerpo, me dirijo, por inercia, a la tertulia. ¿Ya os imagináis de qué os hablo? El rito comienza en casa: recopilando las lecturas de la semana, los libros raros que te encuentras en las librerías de viejo, los suplementos culturales, las noticias que a uno le van llegando: que si fulanito ganó un premio, que si menganito va a publicar su libro... Y poco a poco, el maletín se va llenando. 


Luego llegas al café, y la mesa, en un principio vacía y en la que apenas reposan unas tazas, se va cubriendo de libros y revistas, de periódicos y manuscritos. Las sillas se van ocupando por contertulios que se dejan caer a cuenta gotas: poco a poco se va formando el círculo de soledades juntas.


Pero hoy el trayecto será distinto: estamos de mudanza. La cafetería de la calle del Rosal, que nos ha atendido durante tantos años, ha cerrado. Así que en este viernes santo, como nazarenos en procesión, llevaremos nuestras almas -y nuestros bártulos- en busca de un café que nos acoja .


Fotos de María Jesús Flórez.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Tres seguidillas de Juan Antonio González Romano

IMITACIÓN DE CATULO

Déjame que te bese
mil veces más
y que cuando termine
vuelva a empezar.
   Pero te advierto:
siempre pierdo la cuenta
cuando te beso.


          *

Esta tarde aburrida
del mes de marzo,
no sé de qué escribir,
mejor me callo.
    Con mi silencio
he compuesto una nada
de siete versos.

           *

Como el maestro Berceo
me apañaría
con un vaso de vino
por mi poesía.
     Son tiempos malos:
no hay ningún tabernero
que acepte el trato.

                  de Señales de vida


Juan Antonio González Romano, Señales de vida, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2009.