domingo, 19 de julio de 2009

Urueña


Hace tiempo que había oído hablar sobre un pueblecito, de la ancha Castilla, abarrotado de librerías. En un principio pensé que se trataba de un mito; sin embargo, unos meses atrás, un par de amigos me dieron las señas de este lugar tan insólito: Urueña. provincia de Valladolid. Así que, una vez localizado el objetivo, organizamos una excursión veraniega a este oasis libresco. Debo reconocer que me mostré reticente al principio, pero, una vez convencido, no dudé en las satisfacciones que me depararía semejante viaje.



Llegado el día, nos pusimos en camino. Después de más de doscientos kilómetros de autovía, a lo lejos, se empieza a divisar la majestuosidad de su muralla: una fortificación elevada sobre los campos castellanos, como si de un cantar gesta se tratase. Dentro, ya, del pueblo se observa la restauración del mismo; muchas de las casas se encuentran en proceso de rehabilitación. Casi parece un decorado de cine, ya que apenas se siente la vida del pueblo: sólo se ven a los turistas de compras. Las librerías, pues, se hallan en las viejas casas reformadas. Una buena idea de la Diputación de Valladolid, la de incentivar la vida de un pueblo, mediante el turismo, que se estaba despoblando, como gran parte de este tipo de villas. Y parece que obtiene sus resultados, al menos el número de visitantes, el día de nuestra visita, era elevado y, lo más difícil, la involucración de los lugareños, con semejante empresa, era plena.


El número de librerías es elevado (media docena) teniendo en cuenta la escasez de superficie. Resulta chocante encontrar tantos comercios de libros en tan pocos kilométros cuadrados. Dentro de los establecimientos hay de todo: libros nuevos, viejos, interesantes, menos interesantes, etc. Me quedo con una librería que tenía buena parte de la Colección Poesía de Pre-Textos. Evidentemente adquirí una docena de ejemplares de diversos autores: Baltanás, Mateos, Neuman, Tesán, Defarges, etc. Tal vez, se echan de menos más ejemplares de viejo, al menos, de cierto interés. De todas formas, uno de mis compañeros de viaje consiguió un valioso ejemplar a un módico precio; se trata de la primera edición de una novela de Joaquín Dicenta.


En definitiva: un maravilloso lugar para pasar un día de libros.

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